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{Gargantuario. Nuevo poemario de los cien gaiteros del delirio}

{ Libro de odas y versos escritos en las paredes de la Taberna del Olvido. }

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GARGANTUARIO - NUEVO POEMARIO DEL OLVIDO

<Febrero 2025
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    Cuento

    Por: Carilda Oliver Labra

    desamor

    Yo era débil,
    rubia, poetisa, bien casada.
    Tenía deudas
    y una salud de panetela blanca.
    Hicimos una casa pobremente,
    muchas ventanas:
    para enseñar nuestros besos a las nubes,
    para que el sol entrara.

    La casa era tan bella
    que tú nunca dormías.
    Ya no eras abogado ni poliomielítico
    ni nada.
    Nunca dije:
    ¿cuándo vas a poner esa demanda?
    porque yo tampoco
    cocinaba.

    Fueron días
    como no quedan otros en las ramas.
    Yo me empeñaba en sembrar algo en el patio:
    tus gatos lo orinaban,
    pero era tan feliz que no podía
    decir malas palabras.
    Ay, una tarde...
    ( Septiembre tomó parte en la desgracia ),
    Ay, una tarde
    ( Dios estaría sacando crucigramas );
    ay, una tarde
    pusiste tantas piedras en mi saya
    que desde entonces
    ando inventándome la cara.
    El cuchillo
    tenía la forma de tu alma;
    yo quería ser otra, hablar de las estrellas...
    ( sobraron noche y cama ).
    Yo me empeñaba en sembrar algo en tu pecho:
    tus gatos lo orinaban,
    y era tan infeliz que no podía
    decir buenas palabras.

    Tarde en otoño.
    Miré las sábanas amargas,
    el jarro de la leche,
    las cortinas,
    y el crepúsculo me convirtió en su mancha.
    ( Yo era un clavel podrido de repente,
    un canario botado ).
    Con empujones que lo gris me daba,
    entre temblores,
    volví a la falda
    de mi madre.

    Pasaron tantas cosas
    mientras yo me bebía la soledad a cucharadas...

    Un viernes
    -un viernes en que tu olvido me enterraba-
    llegué a la esquina
    deja casa.
    Estaba allí como una tumba diferente,
    se veía otra luz por las ventanas.
    Tuve miedo de odiar...
    (Ya era hasta mala).

    Pasaron tantas cosas;
    el tiempo fue cosiendo mi mirada.

    Ahora no pueden asustarme con los truenos
    porque la luz me alza.
    Ahora no pueden confundirme con un libro.
    Soy la palabra recobrada.
    ¡Ríanse,
    agujas que en mi carne se desmandan;
    ríanse,
    arañas que me tejen la mortaja;
    ríanse,
    que a mí, también, carajo, me da gracia!


    2005-02-24 01:00 | 0 Comentarios


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