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X Invierno en la batalla de Teruel
X Invierno en la batalla de Teruel
Por: Cesar Vallejo
¡Cae agua de revólveres lavados!
Precisamente,
es la gracia metálica del agua,
en la tarde nocturna en Aragón,
no obstante las construídas yerbas,
las legumbres ardientes, las plantas industriales.
Precisamente,
es la rama serena de la química,
la rama de explosivos en un pelo,
la rama de automóviles en frecuencias y adioses.
Así responde el hombre, así, a la muerte,
así mira de frente y escucha de costado,
así el agua, al contrario de la sangre, es de agua,
así el fuego, al revés de la ceniza, alisa sus rumiantes ateridos.
¿Quién va, bajo la nieve? ¿Están matando? No.
Precisamente,
va la vida coleando, con su segunda soga.
¡Y horrísisma es la guerra, solivianta,
lo pone a uno largo, ojoso;
da tumba la guerra, da caer,
de dar un salto extraño de antropoido!
Tú hueles, compañero, perfectamente,
al pisar
por distracción tu brazo entre cadáveres;
tú lo ves; pues tocaste tus testículos, poniéndote rojísimo;
tú lo oyes en tu boca de soldado natural.
Vamos, pues, compañero;
nos espera tu sombra apercibida,
nos espera tu sombra acuartelada,
mediodía capitán, noche de soldado raso...
Por eso, al referirme a esta agonía,
aléjome de mí gritando fuerte:
Abajo mi cadáver!... Y sollozo.
De España, aparta de mí este Cáliz
2004-04-14 01:00 | 0 Comentarios
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