Inicio >
Historias > Exit 79 del Queens Boulevard
Exit 79 del Queens Boulevard
Paul Álvarez
Hay veces en que es necesario ver la sangre transformándose en camino,
en un grito desesperado por caer y romperse en mil cosas anegadas por la memoria,
hay veces en que es necesario comerse las uñas y los párpados y los ojos de quien se ama,
hay veces en que es necesario drogarse debajo de los puentes,
drogar a los abandonados,
a los idiotas,
a los que pierden una librita de más todas las tardes,
a los sedientos que se olvidan de su sed para quedar abrazados,
a los que se quedan parados enfrente de los especiales de 99 centavos,
a los que piden todo el día y la semana,
a los que recogen la basura,
los preservativos,
las ratas muertas,
a los que miran sin ser observados,
a los que vomitan sangre en las mañanas,
a los que lloran porque dicen no saber qué pasa,
a los que leen su nombre en la quinta página del Times,
a los que estuvieron esparcidos como una imagen en un espejo roto,
a los viejos cirujanos y sus alcanfores,
a los arquitectos que no cuelgan su diploma,
a los obreros que dicen trabajar 16 horas y en realidad son más,
a los que no llegan a su casa,
a los que están a punto de morir en el bar por no pagar o por el fulano que le queda al lado,
a los meditabundos sin futuro,
a los que saludan con muerte en las manos,
a los hediondos a gasolina,
a los que estuvieron golpeando a Antonin Artaud cuando murió con un zapato en la mano,
a los que no van a morir y se irán en pena,
a las que maman pingas en los asientos traseros de los Ford’s,
en la semioscuridad de los baños públicos,
en los callejones,
en el subterráneo,
a las putonas que suben las escaleras,
a los hijos de puta,
a los que no cierran la puerta a ninguna hora,
a los que abren puertas y olvidan cerrar las puertas,
a los de una pierna,
a los que salen con revistas para quizás luego revisarlas en los trenes,
a los que catalogan de psicópatas en los noticiarios,
a los que violan en las esquinas forzosamente,
a los que le gustan ser violados en las esquinas forzosamente,
a las que hacen striptease,
a los que prestan,
a los ignorados,
a los buscavidas,
a los hipnotizados,
a los que aguardan en los ascensores,
a los que salen de la nada en pleno día,
a los que nunca se olvidan,
a los que usaron lentes de contacto el mes que nos vieron y hablaron y siguieron de largo,
a los que toman el autobús y se pierden,
a los que se pierden de una vez y para siempre,
a las que hunden las uñas en la espalda de su amante,
a los que son besados,
a los que esperan el beso,
a los que arrebatan el beso,
a los que dicen hasta luego y adiós,
a los que no se arrepienten,
a los amigos que vinieron,
a los que cantan de repente en un taxi,
a los que van a la playa a enterrarse o ahogarse,
a los que nos salvaron sin querer,
a los que les dijiste y te dijeron,
a los que planifican tener hijos sin casarse,
a los que pasan y no te reconocen,
a los que no reconoces,
también a los que se hacen pajas,
a los mas jóvenes,
a los mas tapones,
a los que sudan repitiendo "esta es mi sangre",
a los paramédicos,
a los hackers,
a los que se meten una escopeta en la boca,
a los que le ponen puntos suspensivos a su vida,
a los que oran de madrugada cuando sueñan con América y de noche cuando se levantan,
a los asmáticos,
a los que no respiran más,
a los que mastican nubes,
a los que montan a caballo,
caen,
se inmovilizan,
envejecen,
montan en la brida,
oyen relinchos y fallecen,
todo eso en medio de la quinta avenida,
a los que quieren suicidarse en Agosto,
a los que no saben aguardar,
a los que no escucharon el silbido del tren y de la aurora boreal,
a los que no le duele que le saquen sangre,
a los que se derrumban en los hospitales,
a los que se levantan aún estando en la cama como en el cementerio,
a los que leen periódicos y no vuelven a leer más periódicos,
a los que podría haber asesinado,
a los que vieron una,
dos,
tres veces mis rostros sin mascaras,
a los que me recordaron un instante después de la muerte,
a los que me vieron agonizando y no dijeron nada ni se miraron sus caras asombradas,
a los que quemaron y escondieron mis ojos,
a los que creí,
a aquellos en que me ví,
a los que atentaron contra mí,
a los que no buscaron nada nunca en mí,
a los que he traicionado,
a los que por amor se entregaron a mí,
a los que por casualidad se entregaron a mí,
a los que por venganza se entregaron a mí,
a los que por entregarse se entregaron a mí.
2003-08-16 10:25 | 0 Comentarios
Referencias (TrackBacks)
URL de trackback de esta historia http://gargantua1.blogalia.com//trackbacks/10597
Comentarios
portada | subir