Mudanza y Acarreo
Por: Tenebris
Ha llegado la hora de mudarse de sitio.
Se van cumpliendo los ciclos
y como las hojas del calendario
las nuevas suceden a las que derrotó el estío.
Partimos hacia una nueva morada
en la que colgar nuestros cantos
nuestros poemas,
alegrías y llantos.
No es una despedida
es un hasta luego,
mejor dicho,
un ¡hasta dentro de un rato!
Nos llevaremos los buenos ratos,
también los malos,
nuestros libros,
todos nuestros viejos trastos;
aprovechando, el entreacto,
para reparar lo desportillado,
acicalar lo viejo
y desempolvar todo aquello
que quedó olvidado.
En el
GARGANTUARIO,
ese nuevo poemario,
rescatador del Olvido,
os esperamos,
con la ilusión de siempre
y la esperanza
de que paséis un buen rato,
celebrando con nosotros
un millón de alumbramientos.
2005-04-15 19:33 | 8 Comentarios
Posdata
Por: Hilario Barrero
Me arrimo a ti
en una calle estrecha
y dejo pasar la sombra
que nos viene siguiendo.
2005-03-23 01:00 | 6 Comentarios
* Ludibrios
Por: Miguel Ángel Torello
Contenido trasladado a
GARGANTUARIO
2005-03-19 01:00 | 1 Comentarios
* Arte de cetrería
Por: Manuel Lozano
Contenido trasladado a
GARGANTUARIO
2005-03-18 01:00 | 0 Comentarios
Michel De Ghelderode
Por: Manuel Lozano
I
Andenes bajo los muros.
¿Pero de qué júbilo cantas
el sol asesinado por los ojos?
II
Las babas del perro
jamás reflejan la historia inenarrable
de un lobo hecho de humo y lamentos.
III
De un lado, el cirio.
Del otro, las larvas errantes
para la canción del viento.
IV
El manantial
es una fábula sin compasión,
sin redención para el enigma.
V
Recuérdame
con esta procesión de lavas
tatuadas en la lengua.
VI
Recuérdalo
sin esperanzas, escupiendo
cascotes en la tumba
de sus padres
VII
Mirabas
a través del óxido devorador
un coágulo de luz:
raíz en carne viva.
VIII
¡La plegaria
vuelve a ser rosa adamascada
en la mano vieja
de Madame Druit!
IX
El enterrador saluda a nadie
con ojos cegados
por el mundo.
Se seca el sudor.
Más atrás el grito,
choza de la conciencia.
¿Habrá estado la supliciante?
2005-03-18 01:00 | 0 Comentarios
El viaje
Por: Manuel Lozano
Tuve sed de convertirme ardientemente.
(Extramuros, los peregrinos bajan a la catacumba;
se diría que llueve sobre la húmeda arena
del derrumbe.)
Un hijo me cubría con cera la herida llorada, delirante,
para no anegar en mí
la veladora liturgia del navío que me lleve
a tu costado.
Por fin el fuego del alivio, fragante juguete
deshojándose en palabras.
No lo aparten de aquí.
El que abre una palabra, bebe la sangre incandescente.
¿Qué dirán de aquel blanco testigo en su morada oscura?
Amará tal vez, sonreirá detrás de las olas.
2005-03-18 01:00 | 0 Comentarios
Tres girasoles en la habitación china de Oscar Wilde
Por: Manuel Lozano
Ya lo sabes, ya lo habrías de saber:
en estos obstinados dominios se desmorona el llanto.
Llueve. Dócil, el letargo
sucumbe como un ruego en mi boca de esfinge.
Del otro lado del diluvio -de sus jerarquías tan crueles-
encuentras la entrada.
Se abre.
-Es del amor siempre el crimen.
Llega ataviado de extraño pasajero
al infierno de mi melancolía-.
Parece abrirse el pétalo verdinegro, caníbal.
¿Por qué los cuerpos desmembrados
ríen doblemente al abandono?
¿Así enarbolas la herida intocable de tus padres,
enamorada y persistente en su trono de reina?
Zumba el aguijón en medio de la feria.
(El tamborilero nos mira.)
Altas lombrices contra los hierros
prueban el agua, solísimas,
como antes del agua.
(El tamborilero nos mira.)
Duelen las hojas de estos pinos
en la hora feroz del balbuceo.
¡Tanto vuelo indiviso, tanto ayer en borrador
golpeando debajo de las tumbas!
¿Pero no lo veían tus ojos, tu esplendoroso vacío,
como vieron el triunfo de aquél que no se nombra?
Las alas se incrustan en mi espalda
con cartílagos, con sangre y con uñas. Río.
Ríes.
El pico escarba la seda oscura de todo desamparo,
aceite hirviendo de la profanación.
-Celebro mi cacería de memorias mientras duerme el testigo.
El rostro de amor fue heroico en su tragedia. Me adhiere.
Vuelve a encarnarse cada noche:
es que viene para ser reemplazado-.
Suenan las compuertas a través de los huecos de espejo
entre ruinas burlonas.
Raspa el viento desahuciado
la amarilla flor sin sosiego de los dioses,
la moradora tenaz de mi agonía.
Ya no hay llagas para congelar en la caverna.
El último letargo se divierte en el rocío.
¿Qué jinete venerable, gracioso, bruñido,
ofrece el pan de la paciencia ante el relámpago?
Parece detener de cada aroma los estigmas.
Lamo claridades, lamo intersticios.
En esta madriguera, como un crucificado,
el hombrecillo francés está gritándome en la puerta:
"-Ni la muerte ni el sol pueden verse de frente."
¿Qué anida dentro del cedro apollillado de esa cruz?
¿No aullaba de placer ante la aurora?
Con las manos atadas, fosforado y feliz,
llevo ceniza a tu tatuaje.
2005-03-18 01:00 | 5 Comentarios
Pájaro de cetrería
Por: Manuel Lozano
Ahora bien:
construiré un fanal
en el oro de cenizas,
profundas y dilucidadas
hacia el caliente éxtasis de quien no muere.
Dondequiera me encuentre,
los albañiles ciegos quieren alcanzar
lo inexpresable.
Apenas son parodia de un dios o del demonio.
El vuelo sugería palabras:
celda, herrumbre, látigos de sal
para medir el tiempo del ascenso.
Lo vi morir arriba, sin reclamos,
columna rota de jaspe en miniatura.
2005-03-18 01:00 | 0 Comentarios
* El niño de la noche
Por: Miguel Hernández
Contenido trasladado a
GARGANTUARIO
2005-03-17 01:00 | 8 Comentarios
* El hombre no reposa...
Por: Miguel Hernández
Contenido trasladado a
GARGANTUARIO
2005-03-17 01:00 | 2 Comentarios
Receta para hacer soledades en un día
Por: Francisco De Quevedo
Quien quisiera ser culto en sólo un día
la jeri aprenderá gonza siguiente:
fulgores arrogar joven presiente,
candor construye métrica armonía;
poco mucho, si no, purpuracía
neutralidad conculca, erige mente,
pulsa, ostenta, librar, adolescente,
señas traslada, pira, frustra, arpía;
cede, impide, cisuras, petulante,
palestra, liba, meta, argento, alterna,
si bien disuelve émulo canoro.
Use mucho de
líquido y de
errante,
su poco de
nocturno y de
caverna,
anden listos
livor,
adunco y
poro.
Que ya toda Castilla,
con sola esta cartilla,
se abrasa de poetas babilones,
escribiendo sonetos confusiones;
y en la Mancha, pastores y gañanes,
atestadas de ajos las barrigas,
hacen ya cultedades como migas.
2005-03-16 01:00 | 8 Comentarios
Calabozo cinco
Por: Raúl Rivero
No te vieron conmigo
atravesar las rejas.
Ni el coro de las llaves
que usurpaba tu música
alteró la cadencia
de sus ritmos fatales.
Aquí donde dormimos
silenciosos y nobles
castigados y ajenos
en la sombra el linaje
tú eres aún invisible
mensajera y mensaje.
Emoción evocada.
Es domingo en la tierra
a mí me tienen preso
a ti no te ve nadie
nadie sabe quién eres
dulce, leve y serena
prisionera del aire.
2005-03-15 01:00 | 0 Comentarios
Versión Libre... 2
Por: Raúl Rivero
No sé qué habrá pasado luego en la espesura.
A lo mejor es muy feliz Caperucita Roja
y uno de sus hombres conserva
mi gran cabeza gris
(estúpida, seca, la mirada de vidrio)
en la pared
a la derecha de la chimenea.
Yo nunca me engañé
Mi muerte ha sido siempre el final de este cuento.
2005-03-15 01:00 | 0 Comentarios
Versión libre
Por: Raúl Rivero
Fui un lobo alguna vez
un lobo bueno
escolta personal de la Caperucita
y enemigo probado de los leñadores.
Fui lobo mucho tiempo
y cantábamos
Caperucita Roja y yo cantábamos
?Quién le tiene miedo al Wolf, miedo al Wolf, miedo al Wolf?
porque éramos armónicos, bilingües, afinados
y ella tocaba el piano.
Nos queríamos
hacíamos el amor
en la cabaña de la abuela
en pleno bosque
con un cesto de mimbre
sobre la mesa rústica
que le daba a los besos un rumor de buñuelos.
Fui un lobo enamorado
sin instinto de lobo
un animal de la tercera edad
manso y tranquilo
con ojos grandes, tristes, húmedos
las uñas de las garras recortadas y limpias
gris y brilloso el pelo
rojo y acompasado el corazón sin furia.
De paseo una tarde entre los árboles
la niña se quitó la caperuza
y corrió ante el leñador a denunciarme
por bestia, por amor, por gusto, por hastío
por los motivos que siempre
proporcionan los misterios del alma.
El hombre vino con unos cazadores
vinieron a matarme
y a fuego de lupana
me mataron.
2005-03-15 01:00 | 3 Comentarios
* Polvo de estrella
Por: Raúl Rivero
Contenido trasladado a
GARGANTUARIO
2005-03-15 01:00 | 0 Comentarios
* Propiedad privada
Por: Raúl Rivero.
Contenido trasladado a
GARGANTUARIO
2005-03-15 01:00 | 0 Comentarios
Creación
Por: Georg Trakl
Al atardecer resuenan los otoñales bosques
de armas mortales, las planicies doradas y
los lagos azules; sobre ellos esparce el sol
algo sombrío; abraza la noche
a los moribundos combatientes, el salvaje lamento
de sus bocas partidas.
Mas quieto reúnese en los prados
en rojo nubarrón, donde habita un dios en cólera,
la sangre derramada, en frío lunar;
Todas las calles acaban en una negra podredumbre.
Bajo el dorado ramaje de noche y estrellas
vacila la sombra de la hermana por la
silenciosa arboleda, para saludar el espíritu de los héroes,
las cabezas sangrantes; y suaves resuenan en los juncos oscuras flautas del otoño.
Ah orgulloso duelo! vuestros metálicos altares,
la caliente flama del espíritu alimenta hoy un violento
dolor, al vástago nonato.
*
Georg Trakl es uno de los máximos poetas expresionistas austriacos. Nacido en Salzburgo, de familia burguesa, estudió la carrera de Farmacéutica. Vivió siempre entre su ciudad natal y Viena. En 1914, en plena Gran Guerra, fue movilizado dentro de los servicios sanitarios. Asistió a la batalla de Grodek, experiencia de la que salió tan horrorizado que acabó suicidándose la noche del 4 de Noviembre de 1914. Su estilo es abrupto, violento y con cierto regusto por lo gótico.
2005-03-14 01:00 | 0 Comentarios
Queja
Por: Georg Trakl
Sueño y muerte, águilas de tiniebla,
rondan rumor de noche esa frente:
a la dorada imagen del hombre
parece engullir la ola helada
de lo eterno. En arrecifes estremecedores
púrpura el cuerpo zozobra.
Y se alza la oscura voz en su queja
de la mar.
Hermana en turbulenta pesadumbre,
mira una barca de angustia sumirse
entre estrellas
en el callado rostro de la noche.
2005-03-14 01:00 | 1 Comentarios
Faltamos a clase
Por: Yolanda Castaño
Faltamos a clase. Cómo me buceas.
Faime o que sabes que me gusta que me fagas.
Cociñándome a túa hipérbole
a un fogo mui lento.
Cando as nosas emocións
xa nos doen de tanto usalas,
de alritadas e enroxecidas, que tanto pagaron a pena.
Cómeo todo, meu ben, como cando eras pequeno,
e apertámonos moito
para que non caiba máis nada.
A miña obsesión por esa melena,
acibeche vertical que che abriga toda a espalda,
unha relixión de 68 centímetros; para que vexas.
A túa posesividade coñece as miñas formas.
Fálasme de cousas de maiores.
Tiven que engulirte na miña cabeza.
Logo comezamos a _____________ ,e fixéchesme _____________ ,
e puxéchesme o _____________ como se fose unha _____________ .
Un asunto de sintonías, e non sei como é que o fas tan ben.
Xa nos saen todos os cadros máis bonitos.
Se che dá por arrodearme de velas eclesiásticas.
Amarrándote con cordas e coas miñas dotes de quecer
por iso pido a insolencia de que ti me necesites.
2005-03-14 01:00 | 6 Comentarios
Grodek
Por: Georg Trakl
Al atardecer retumban las letales armas
en los bosques otoñales, en las áureas llanuras
y en los lagos azules por donde
rueda un sol siniestro: la noche envuelve
a los guerreros moribundos, el salvaje lamento
de sus bocas destrozadas.
Pero en silencio se congregan en la pradera
la roja nube donde mora un dios colérico,
la sangre derramada, el frío lunar;
todos los caminos desembocan en negra podredumbre.
Bajo el áureo ramaje de la noche y las estrellas
la sombra de la hermana se tambalea por la callada floresta:
va a saludar a las almas de los héroes, a las sangrantes cabezas,
mientras en los juncos tañen quedamente las sombrías flautas del otoño.
¡Oh, altiva tristeza! ¡Oh, altares de bronce!,
la ardiente llama del espíritu hoy se nutre de un inmenso dolor:
los nietos no nacidos.
2005-03-14 01:00 | 0 Comentarios
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